Un día fui a tomar café a casa de mi hermano y allí estaban mis sobrinas, empecé a contarles lo que me había pasado, sobre que me habían encargado una tarta de comunión. También les conté que había hecho un curso de tartas fondant, enseñándoles las fotos de las tartas que había hecho, se quedaron asombradas, me preguntaron que a qué sabía y que le gustaría probarla.
Entonces a los dos o tres días sin decirle nada le preparé esta tarta y se la llevé para tomar el café. Cuando la vieron dijeron: !Dios mio pero eso da pena comérselo!, la verdad es que les gustó muchísimo y yo quedé muy contenta al ver que les gustó tanto por fuera como por dentro.
Espero que os guste.
Pero que bonita te quedó, no me extraña que les gustara, besos.
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